martes, 25 de noviembre de 2008

VENDEDORES INFORMALES: ¿UN DERECHO O UN DELITO?

"El trabajo es un derecho y una obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial protección del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas", éste es uno de los derechos promulgados en el artículo 25 de la Constitución Política de Colombia, el cual sustentaría la labor de los vendedores informales en la ciudad de Bogotá;aún así, diariamente se ven enfrentados a un sinfín de problemas y de hostigamientos por parte de la policía y los entes gubernamentales de la ciudad.


Muchas han sido las políticas y los decretos que se han emitido con respecto al tema, que se ha considerado como un problema para la ciudad por la forma en que los vendedores ambulantes invaden el espacio público. Lo que no se ha considerado es que éste puede ser adaptado tanto para el libre funcionamiento de dichos vendedores que acuden a las calles para obtener su sustento diario, como para la libre movilidad de los transeuntes.


"El planteamiento es buscar más soluciones a los peatones y a las ventas callejeras como parte de la economía. No es cambiarlos de esquina, es construir inteligentemente elementos como los que la ciudad construyó cuando necesitó más espacio para vehículos o más transporte" afirma Fernando Montenegro, profesor de la Universidad Nacional, quien propuso un Plan maestro del Espacio Público en Bogotá, en el que los vendedores informales no son vistos como un problema a eliminar sino que se necesita buscar una forma de integrarlos armoniosamente al paisaje citadino.


Sin embargo, a lo largo de este complejo problema se han ido emitiendo decretos como el distrital No. 098 del 12 de Abril de 2004, "por el cual se dictan disposiciones en relación con la preservación del espacio público y su armonización con los derechos de los vendedores informales que lo ocupan", pero dichos derechos no se respetan del todo; generalmente, son sacados por la fuerza y sus mercancías decomisadas que habitualmente no son devueltas. "Aparentemente, hacen unos inventarios que a la larga no se cumplen porque difícilmente ellos devuelven esa mercancía, ponen muchas trabas para recuperarla, simplemente la policía recoge todo y suele quedárselo", comenta José Dario Correal, Fiscal del Sindicato de Vendedores Ambulantes del parque Simón Bolívar.


El IPES (Instituto para la Economía Social) ha sido el promotor de una serie de políticas y programas que apoyan al sector de vendedores informales de la ciudad, con un representante en cada una de las localidades, en donde tienen programas que pretenden aportar a la solución del problema. En administraciones de alcaldes pasados, se intentaron diferentes alternativas de reubicación como las casetas, ferias populares, ferias temporales, los programas al aire libre, que obtuvieron pocos resultados porque fueron implementados a la fuerza y en condiciones de hacinamiento. Actualmente, se está consolidando REDEP (Red de Servicios del Espacio Público), que ofrece opciones como los kioscos y los puntos de encuentro, que son módulos ubicados en algunos portales de Transmilenio. También se está trabajando en la capacitación de los vendedores informales en áreas como manipulación de alimentos, artesanías, comercio, panadería, alfabetización, sistemas, entre otros. Todo esto es un aporte a la solución, pero no la solución en sí.


Esta promoción que el IPES desarrolla es una forma de refrescar la situación, pero aún así no es la sálida total o definitiva, ya que estos programas son aplicados por un lapso máximo de dos años. Por ejemplo, los kioscos, que se encuentran en construcción y otros que ya están construidos, son aproximadamente quinientos, cada uno puede albergar a dos vendedores, por lo que sólo mil de ellos serían reubicados. Y según las mismas estadísticas del IPES –publicadas en el libro "Hábitat y espacio público: El caso de los vendedores informales en el espacio público físico de Bogotá, 2007"- son aproximadamente cien mil en toda la ciudad, de esta manera nos preguntaríamos ¿qué sucede con los otros noventa y nueve mil?


Además, "estas casetas que ellos están construyendo son una mala inversión en algunos sitios; porque no sirven, no están bien ubicadas y tienen que pagarse cuotas inadecuadas", afirma el fiscal Correal. Asimismo, algunos vendedores reubicados como Gerardo Plata, quien ahora trabaja en uno de los kioscos de la calle 19 con carrera tercera dice que "la Alcaldía, ahorita, nos está ayudando prestándonos el módulo, que prácticamente no nos lo han dado reubicado definitivamente, sino es simplemente una ayuda de por lo menos dos años. Esto no es reubicación porque o si no sería de por vida, pero sólo es por un tiempo".


A pesar de la existencia de todos estos programas, muchos de los vendedores que están en las calles desconocen este tipo de ayudas, por lo que no tienen ni siquiera la oportunidad de acceder a ellas; es el caso de Isabel Rodríguez, que trabaja en el sector de Quirigua: "Antes pertenecíamos a Asorquirigua, pero se disolvió y nadie lo protege a uno, ya que la Alcaldía no deja. Allí nos daban los permisos y licencias pero ahora no nos dan ningún papel, no nos dan nada".


Es así como nos damos cuenta que pese a que sí se ha trabajado el tema y se ha tenido en cuenta en muchas ocasiones y entidades, éstas no aportan una solución que radicalmente cambie la situación de los vendedores que son considerados como ilegales, por no tener un local donde laborar y a los que incluso se le han restado las pocas posibilidades que han podido rebuscar; como con el proyecto de Ley 087 de 2007 que reforma la Ley 769 de 2002, del Código Nacional de Tránsito, estableciendo que se prohibirá a los conductores que se detengan a menos de 200 metros de los semáforos, intersecciones viales o puentes, a participar en actividades comerciales o benéficas.


Debemos tener en cuenta que el deseo de que las calles esten completamente libres de vendedores es una situación casi utópica; por lo que la solución no es erradicarlos, sino integrarlos de forma que no intervengan en la libre actividad de la ciudad, siendo estos un beneficio para nosotros porque nos brindan un servicio asequible y para ellos porque tendrán un lugar seguro y digno donde trabajar.

Carolina Doncel
Angela Gil
Heber Pirabán
Sandra Vergara



VENDEDORES INFORMALES: ¿UN DERECHO O UN DELITO?

"El trabajo es un derecho y una obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial protección del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas", éste es uno de los derechos promulgados en el artículo 25 de la Constitución Política de Colombia, el cual sustentaría la labor de los vendedores informales en la ciudad de Bogotá;aún así, diariamente se ven enfrentados a un sinfín de problemas y de hostigamientos por parte de la policía y los entes gubernamentales de la ciudad.


Muchas han sido las políticas y los decretos que se han emitido con respecto al tema, que se ha considerado como un problema para la ciudad por la forma en que los vendedores ambulantes invaden el espacio público. Lo que no se ha considerado es que éste puede ser adaptado tanto para el libre funcionamiento de dichos vendedores que acuden a las calles para obtener su sustento diario, como para la libre movilidad de los transeuntes.


"El planteamiento es buscar más soluciones a los peatones y a las ventas callejeras como parte de la economía. No es cambiarlos de esquina, es construir inteligentemente elementos como los que la ciudad construyó cuando necesitó más espacio para vehículos o más transporte" afirma Fernando Montenegro, profesor de la Universidad Nacional, quien propuso un Plan maestro del Espacio Público en Bogotá, en el que los vendedores informales no son vistos como un problema a eliminar sino que se necesita buscar una forma de integrarlos armoniosamente al paisaje citadino.


Sin embargo, a lo largo de este complejo problema se han ido emitiendo decretos como el distrital No. 098 del 12 de Abril de 2004, "por el cual se dictan disposiciones en relación con la preservación del espacio público y su armonización con los derechos de los vendedores informales que lo ocupan", pero dichos derechos no se respetan del todo; generalmente, son sacados por la fuerza y sus mercancías decomisadas que habitualmente no son devueltas. "Aparentemente, hacen unos inventarios que a la larga no se cumplen porque difícilmente ellos devuelven esa mercancía, ponen muchas trabas para recuperarla, simplemente la policía recoge todo y suele quedárselo", comenta José Dario Correal, Fiscal del Sindicato de Vendedores Ambulantes del parque Simón Bolívar.


El IPES (Instituto para la Economía Social) ha sido el promotor de una serie de políticas y programas que apoyan al sector de vendedores informales de la ciudad, con un representante en cada una de las localidades, en donde tienen programas que pretenden aportar a la solución del problema. En administraciones de alcaldes pasados, se intentaron diferentes alternativas de reubicación como las casetas, ferias populares, ferias temporales, los programas al aire libre, que obtuvieron pocos resultados porque fueron implementados a la fuerza y en condiciones de hacinamiento. Actualmente, se está consolidando REDEP (Red de Servicios del Espacio Público), que ofrece opciones como los kioscos y los puntos de encuentro, que son módulos ubicados en algunos portales de Transmilenio. También se está trabajando en la capacitación de los vendedores informales en áreas como manipulación de alimentos, artesanías, comercio, panadería, alfabetización, sistemas, entre otros. Todo esto es un aporte a la solución, pero no la solución en sí.


Esta promoción que el IPES desarrolla es una forma de refrescar la situación, pero aún así no es la sálida total o definitiva, ya que estos programas son aplicados por un lapso máximo de dos años. Por ejemplo, los kioscos, que se encuentran en construcción y otros que ya están construidos, son aproximadamente quinientos, cada uno puede albergar a dos vendedores, por lo que sólo mil de ellos serían reubicados. Y según las mismas estadísticas del IPES –publicadas en el libro “Hábitat y espacio público: El caso de los vendedo
res informales en el espacio público físico de Bogotá, 2007”- son aproximadamente cien mil en toda la ciudad, de esta manera nos preguntaríamos ¿qué sucede con los otros noventa y nueve mil?


Además, "estas casetas que ellos están construyendo son una mala inversión en algunos sitios; porque no sirven, no están bien ubicadas y tienen que pagarse cuotas inadecuadas", afirma el fiscal Correal. Asimismo, algunos vendedores reubicados como Gerardo Plata, quien ahora trabaja en uno de los kioscos de la calle 19 con carrera tercera dice que "la Alcaldía, ahorita, nos está ayudando prestándonos el módulo, que prácticamente no nos lo han dado reubicado definitivamente, sino es simplemente una ayuda de por lo menos dos años. Esto no es reubicación porque o si no sería de por vida, pero sólo es por un tiempo".


A pesar de la existencia de todos estos programas, muchos de los vendedores que están en las calles desconocen este tipo de ayudas, por lo que no tienen ni siquiera la oportunidad de acceder a ellas; es el caso de Isabel Rodríguez, que trabaja en el sector de Quirigua: “Antes pertenecíamos a Asorquirigua, pero se disolvió y nadie lo protege a uno, ya que la Alcaldía no deja. Allí nos daban los permisos y licencias pero ahora no nos dan ningún papel, no nos dan nada".


Es así como nos damos cuenta que pese a que sí se ha trabajado el tema y se ha tenido en cuenta en muchas ocasiones y entidades, éstas no aportan una solución que radicalmente cambie la situación de los vendedores que son considerados como ilegales, por no tener un local donde laborar y a los que incluso se le han restado las pocas posibilidades que han podido rebuscar; como con el proyecto de Ley 087 de 2007 que reforma la Ley 769 de 2002, del Código Nacional de Tránsito, estableciendo que se prohibirá a los conductores que se detengan a menos de 200 metros de los semáforos, intersecciones viales o puentes, a participar en actividades comerciales o benéficas.


Debemos tener en cuenta que el deseo de que las calles esten completamente libres de vendedores es una situación casi utópica; por lo que la solución no es erradicarlos, sino integrarlos de forma que no intervengan en la libre actividad de la ciudad, siendo estos un beneficio para nosotros porque nos brindan un servicio asequible y para ellos porque tendrán un lugar seguro y digno donde trabajar.

Carolina Doncel
Angela Gil
Heber Pirabán
Sandra Vergara